Posiblemente la razón principal de la actuación del Mentor es ayudar al cliente a alcanzar su proyecto profesional y vital (en adelante proyecto profesional).
¿Qué entendemos por proyecto profesional?
Se constituye en aquello que a la persona le gustaría llegar a ser y el camino que ha de recorrer para llegar hasta allí.
Es pues un anhelo de ser algo que aún no sé es.
Es algo que el cliente en la mayoría de los casos no sabe, posiblemente lo intuya, pero no sepa darle forma, color, peso y detalles.
El cliente sabe que está insatisfecho que no le acaba de gustar lo que hace, que le falta algo que tiene que ver con él.
Pero de todo esto posiblemente lo único que tiene claro el cliente es que no está contento con su realidad profesional y le falta algo que es importante.
Es como aquel cliente que se sube a un taxi y cuando el taxista le pregunta a donde quiere ir responde: “No lo sé lléveme a otro lugar; solo sé que este no es mi sitio y soy infeliz”
Debemos entonces preguntarnos como mentores profesionales como podemos ayudar al cliente a encontrar su proyecto profesional. ¿En qué lugar puede estar?
Para encontrarlo hemos de seguir varias pistas; en todo caso es un lugar donde:
- Crecen los valores de nuestro cliente.
- Encontrará fácilmente a gente como él, de su misma tribu y que aún no conoce.
- Su talento va a ser bienvenido y deseado.
- Se necesita lo que él hace con facilidad.
En definitiva, es un lugar donde él se va a encontrar bien porque siente que es donde quiere estar.
Cada persona tiene su lugar
La buena noticia es que ese sitio existe y estoy convencido de que cada persona tiene su lugar.
Sin embargo y aunque parezca paradójico en la mayoría de los casos la persona no sabe dónde está y lo que es peor en muchos casos ni siquiera conoce que hay un sitio donde él pudiera realizarse profesionalmente y también vitalmente.
Ya hace tiempo un conocido autor contaba como había hecho una prueba que consistía en preguntar a transeúntes en la calle al azar ¿Qué es lo que les hubiera gustado ser en la vida? Y la mayoría de ellos no sabían que responder. Es más, se sentían contrariados es como si les hubieran hecho una pregunta a traición. La conclusión era clara y rotunda la gente no se para a pensar ¿Qué les gusta? ¿Qué les gustaría ser? ¿A que les gustaría dedicarse?
Pero volvamos a la realidad que es la de aquel reducido número de personas que si se lo han planteado y de repente nos llaman a nosotros los mentores y coachs para pedirnos ayuda; porque como en el caso del taxista no saben a qué dedicarse ni lo que les gustaría; solo saben que no se encuentran bien donde están. Incluso muchas veces dicen cosas como “ya sé que no puedo quejarme, tengo un buen sueldo y seguridad; pero la verdad es que no me llena o satisface”. Otras veces es peor porque no tienen un buen sueldo ni seguridad, pero tampoco saben a dónde dirigir el rumbo.
Es entonces cuando el Mentor se convierte en arqueólogo; sabe que tiene debajo de sus pies un tesoro y tiene que desenterrarlo y lo que es aún más trabajoso, limpiarlo, pulirlo y darle un nombre.
En ocasiones la tarea será fácil bastará algún golpe de pala y posiblemente limpiarlo un poco; pero nada más. En otros casos por el contrario será una tarea difícil y un auténtico reto en el que no solo tendremos que romper capas de roca sino también y cuando hallamos encontrado la esencia vital ayudar a nuestra cliente a insertarla en una estructura profesional que se adapte al mercado existente.
Las fases en que el mentor/coach tendrá que trabajar se pueden dividir en dos ámbitos:
- Conocer su historia, formación, talento, ilusiones, mandatos familiares, creencias limitantes etc.
- ¿Cómo se vuelca todo esto en el mercado actual del trabajo? Como encajarlo en la demanda existente.
Seguimos hablando
